Estudio literario realizado a la Obra Poética de J. Felicísimo Santacruz por el pedagogo quiteño Daniel Enrique Proaño (1850-1943).
Mi Opinión
Mi Opinión
Difícil
es justipreciar el grado de mérito de una colección de versos
publicados por cualquier Autor, y más todavía, cuando este vive en
el corazón del opinante por el cariño; cuando ambos a dos se han
alimentado con la savia de la constante amistad; cuando la juventud
de ambos se ha calentado con el mismo sol de la ciudad natal; cuando
recuerdos pasados recrean todavía las vidas de amigo, como deliciosa
música; no es posible, digo, con semejantes antecedentes, tornarse
en juez crítico, dar fallo imparcial y manejar la balanza de Aztrea
con la escrupulosidad de los tiempos de la edad de oro. Pues todo
esto constituye una red de emociones de sentimientos y de cariño
que aprisionan las facultades y le quitan la rectitud de criterios,
la imparcialidad de juez y aun la saludable crueldad del cirujano,
que corta sin compasión, lo dañado del cuerpo de la poesía para
salvar la parte impoluta de la misma. En una palabra: para juez
imparcial, para crítico de composiciones poéticas, e que es amigo
no puede serlo, porque es parte interesada.
Y
en este trinquete hame venido a colocar mi apreciable amigo el Sr. J.
Felicísimo Santacruz al obligarme que emita mi opinión sobre el
mérito de su colección de versos que con el rubro de "Páginas
Blancas" ha puesto en mis manos.
Además
alguien a ha dicho, y con sobra de razones, que solo un poeta puede
juzgar la obra de otro poeta; y yo no soy más que pedagogo. Y así
mismo debe ser , porque si en la naturaleza física hay fenómenos
inabordables a la inteligencia humana; misterios a cuya orilla no se
puede aproximar sin ponerse en peligro de resbalarse a los abismos; ¿
qué diremos en tratándose de estudiar el mar sin fondo del corazón
humano, donde las andas bramadoras y turbulentas de las pasiones se
agitan sin tregua? Mar de sentimentalismo, mar de misterios
escondidos todavía entre las armonías de la expresión humana, es
la poesía: donde solo la clarividencia del que siente y percibe como
poeta puede descubrir su verdad. Porque intentar, proponerse a
juzgar del mérito de una poesía con el juicio severo, glacial y
seco de un filósofo; con la austeridad acompasada del matemático;
con las escrupulosidades pueriles de un gramático, especialmente
tocado de la locura del purismo, que en vez de hacer hincapié en la
belleza del fondo, se detiene y entreniene en espulgar defectillos de
forma; hacer hallazgos de nimios descuidillos de dicción o
construcción; querer, decimos, con instrumentos de tan diminuto
alcance penetrar y hasta mesurar la altura de la inspiración
poética: es decir Dios exteriorizado en la belleza ideal que
llamamos poesía, no me parece racinal ni justiciero tan insensata
pretensión.
¿Cómo,
pues, emitir mi opinión acerca de las poesías de mi señor amigo?
La
emitiré como pedagogo. Para que las composiciones aludidas sean
poesías basta que expresen la belleza ideal, concebida y sentida
con corazón de poeta y exteriorizada en forma artística.
Y
las del Sr. Santacruz lo son. Encuentro en ellas un sentimentalismo
que hace ver cuanto sufre su corazón y expresado con sencillez
admirable, como se echa de ver en sus versos:
Yo
canto como canta
El
ave de los bosques
Por
natural instinto
..............................
Preciso
es que del alma
Los
sentimientos broten;
Es
ley inexorable
Sufrir,
pensar .......
...............................
Jamás
en su aislamiento
EL
desgraciado ríe
Por
acallar acaso
Los
gritos cuando gime.
Si
las imágenes bellas son el hermoso velo de la virgen poesía, la
siguiente estrofa pone en claro el excelente gusto poético de mi
amigo:
Corre
triste mi existencia
Como
entre sombras y abrojos
Turbio
río;
............................................
Y
crece en árido valle
este
aquí que yo cultivo,
Corazón;
............................................
............................................
Mi
juventud se desliza
Bajo
un cielo que es su cielo
Sin
bonanza!
La
poesía titulada "Resonancia" tiene bellezas como éstas:
Saltando
aéreo sobre las flores
El
quinde luce, siempre vivaz,
Sus
irisadas plumas brillantes
Como
un ensueño de mi hondo afán.
.......................................................
.......................................................
Allí
unos niños carialegritos
Alzan
las manos pidiendo pan!
Allí
se escuchan rumores leves,
Y
una plegaria que al cielo va.
...............................................
...............................................
Ladra
en la choza, recorre el patio,
Otea
el suelo de la heredad
El
noble perro que es de sus amos
Amor,
caricias, fidelidad.
Y
en los arrebatos del entusiasmo manifiesta el poeta su verdadera
inspiración:
Ascender
es sufrir! Dios se sublima
En
el campo triunfal de la victoria:
A
los cielos cercana está la cima
Y es su luz
el reflejo de mi gloria.
En
su composición "Artífice", exclama:
Mi
libre inteligencia se enardece
Y
entre las llamas de su afán zozobra,
Cuando
admiro al artífice en su obra
Y
a Dios en lo que existe y resplandece
Insectillo!
geómetra profundo,
Dame
esas hebras (hablando de la araña) para atar un mundo
Estas
pocas líneas son más que suficientes para mostrar que el folleto
"Páginas Blancas" es muy apreciable colección de poesías,
a las que bien puede añadirse el recomendable Epicedio a Paul
Verlaine, que acaba de publicar mi amigo y que tiene estrofas como
ésta:
Tu
socrática lira, mecida
Por
nerviosas corrientes de fuego,
Da
al dolor sus acentos de vida
Y
a las flores del Arte su riego.
Siento
no poder disponer de algunas horas libres para hacer un estudio
detenido de las composiciones de su colección, en las que , valga la
franqueza, hay algunos errores de concepto indispensables ante la
razón severa, ante la lógica rigurosa, pero que para el concepto
poético no solo pasan sino que tiene carta de naturaleza.
Dando
de mano a esos lunarcillos, merece mil felicitaciones nuestro
laborioso compatriota y se las damos muy cordiales por su simpática
colección a la que bien merece añadirse así mismo "El
Ferrocarril" que tiene hermosas estrofas como ésta:
..............................................
..............................................
Las
líneas paralelas
No
se tocan jamás, ilimitadas,
En
formas de tus rieles,
Avanzan
como avanza el pensamiento;
Y
el humo, en nacaradas
Nubes
de eterna aurora
Se
envuelve co la luz que allí atesora
El
sol del porvenir en su ardimiento
Ese
volar ferviente
De
tu vivir hacia el sereno espacio,
!Ferrocarril!
es otra hoguera ardiente,
Otra
llama también de tus afanes;
Entre
el cielo y la tierra tu palacio,
Palacio
de titanes,
Aéreo
ostenta en su correr rugiente
Su
ya dejada huella en los volcanes.
Quito,
Mayo 24 de 1911
Daniel
E. Proaño.
(Transcripción del manuscrito original que reposa en la Biblioteca Ecuatoriana Aurelio Espinoza Pólit)
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